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El cuello que respira

¿Cuál es la posición «correcta» del cuello? Por muchos años pensé que el cuello tenía que colocarse derechito arriba de las vértebras dorsales. Estaba consciente de la necesidad de mantener la curva natural -la lordosis- y sabía que el cuello no debía estar recto-recto, pero siempre me imaginaba la postura ideal del cuello como una posición fija.  

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Por muchos años pensé que el cuello tenía que colocarse derechito arriba de las vértebras dorsales. Estaba consciente de la necesidad de mantener la curva natural -la lordosis- y sabía que el cuello no debía estar recto-recto, pero siempre me imaginaba la postura ideal del cuello como una posición fija.

Mi práctica de yoga alimentó esa idea. Los yoguis casi siempre están muy derechitos con los cuellos muy largos. En la práctica muchas veces se enfatiza la elongación y el estiramiento, y el resultado es una columna –y un cuello- que tienden a la rectificación y a veces a la rigidez. Pienso en específico en una maestra de yoga que de tan derechita que estaba, cuando saludaba daba unos abrazos muy tiesos. Unos abrazos que se sentían duros y a los cuales nunca sabía cómo responder. Mi propia columna vivió en esa misma rigidez por muchos años, pero no me daba cuenta porque todo a mi alrededor corroboraba que ésa era la postura correcta. Lo que no tenía sentido entonces era por qué tenía yo tantos dolores en la espalda alta, en el cuello y en los omóplatos. Si mi columna y mi cuello estaban bien alineados y derechitos, entonces ¿por qué tanto achaque? Cuando comencé a estudiar Cadenas Musculares GDS me sorprendí cuando me enseñaron que no había una sola postura correcta, que lo importante era la adaptabilidad del cuerpo. El cuerpo puede estar en cualquier postura siempre y cuando sea capaz de entrar y salir de ella sin problemas según la ocasión lo demande. De igual manera, el cuello no tiene que estar fijo en una postura “ideal”, sino debe ser capaz de respirar. De adaptarse a la inhalación y a la exhalación. Incluso el cuello más perfectamente alineado puede causar infinidad de problemas si es un cuello rígido que no se mueve con la respiración. ¿Y cómo es que se mueve el cuello? En la respiración refleja, o sea la respiración que ocurre de manera natural, la curva cervical se rectifica al inhalar y recupera su lordosis al exhalar. Esto no es algo que uno tenga que hacer, sino que el cuello lo realiza solito si se encuentra libre de tensiones excesivas. Pero la realidad es que pocos cuellos están libres, la mayoría nos encontramos atorados en la rectificación de la inhalación, en la curva de la exhalación, o en un lugar intermedio. Lo interesante es que el hecho que el cuello se quede fijo en una de estas posturas no se debe simplemente a un tema de tensiones musculares “neutrales” por así decirlo. Recordemos que el cuerpo siempre habla de quién somos en un nivel más profundo, nada es “neutral”, todo se expresa a través de ese lenguaje que todos hablamos y todos comprendemos de manera intuitiva, que es el lenguaje corporal. Los músculos y el esqueleto expresan el alma. Y así es como las posturas que asume nuestro cuello van de la mano con ciertos aspectos de nuestra personalidad. Por ejemplo, si tenemos la tendencia a ser muy exigentes con nosotros mismos es probable que nuestro cuello se quede atorado en la inhalación, rectificado; como queriendo estar en control de la cabeza todo el tiempo. En cambio, si nuestra personalidad tiende a ser más desestructurada y tal vez nos falta un poco de motivación en la vida, puede ser que nuestro cuello se quede atorado en la lordosis y no logre activarse y aplanarse con la inhalación. En realidad no hay reglas y las posibilidades son infinitas. Cada personalidad y cada cuerpo son únicos y no hay esquemas rígidos. Pero es interesante darnos cuenta que nuestra manera de sostener la cabeza puede decirnos mucho sobre la manera en que enfrentamos la vida. El poder ir primero a una rectificación en la inspiración y luego ser capaces de soltar el control y recuperar la lordosis en la espiración, nos habla de un cuello -y de una mente- que puede fluir con el vaivén de la vida. Puede parecer un tanto reduccionista, pero el cuerpo a veces se expresa de una manera muy contundente. Yo sé que mi cuerpo cambió por completo el día en que me di cuenta que estaba fijando el cuello para que estuviera derechito todo el tiempo. Cuando pude constatar esa tendencia a retener el control constante y comencé a suspirar y a soltar esa tensión muscular, algo cambio a un nivel profundo en la dinámica de mi cuerpo, y como por arte de magia, mis dolores desaparecieron casi por completo. Te invito a observar con curiosidad qué ocurre en tu cuello, dónde lo colocas, y si eres capaz de sentir que “respira”. Qué tanto quieres dirigir lo que pasa en tu cabeza y en el mundo, y si eres capaz de adaptarte a la realidad que surge a cada momento en tu vida. Todas estas preguntas son pertinentes cuando hablamos del cuerpo en general, y en específico, de tu cuello.